dimecres, 19 de novembre del 2014

MIEDO

Me gustaría compartir con todos vosotros mi nueva experiencia como escritora. Vuelvo al blog con textos más trabajados. Espero que os guste.


El sótano está oscuro. Prácticamente ni se ve. Sólo puedo apreciar un pequeño claro de luz cerca de lo que debe ser una ventana de ventilación, o quién sabe, si también el sitio por el que pueda llegar a salir de este diminuto lugar.
No me muevo. Debo llevar una semana aquí. Sin apenas comer ni asearme. No dejo de pensar en la voz de aquél hombre cuyas palabras parecen ladridos que perforan cada uno de mis tímpanos. Aún recuerdo el día que estaba sentada en mi despacho y alguien me agarró por detrás para luego taparme los ojos y amordazarme.

La luz va desapareciendo a medida que avanzan las horas. Me siento atrapada para siempre. Por un momento me parece notar una fuerza interior que me llama a salir de este lugar, pero enseguida se desvanece. Mi corazón palpita fuerte y rápido. Oigo sus pasos acercándose a la puerta. Es él y viene a por mí. Mi respiración se acelera. La puerta se abre. Puedo oler su aliento fétido. Deja caer algo en el suelo y pego un bote que mueve la silla donde estoy sentada hacía la derecha. Percibo su mirada penetrante en mi espalda.

El sol brilla a través de la oscura habitación. Tengo la boca seca y me siento sucia. Huelo mal. Humedad, helor y podredumbre. No dejo de pensar en la próxima vez que aquella bestia decida acercarse a mí. Ninguno de los planes que se me pasan por la cabeza para poder escapar me parece efectivo. No veo la salida. Todo me da mil vueltas y en mis horas muertas, ahí abajo, sólo puedo recordar el olor al perfume de mi madre. Eso, es lo único que me hace olvidar esta sensación. Pienso en los domingos cerca de mi familia, todos juntos en la iglesia. Ella, colocándome el lazo que llevo en la cabeza. El reverendo hablándonos de protección. Ojalá estuviera ahora en la casa del señor y pudiera sentir la seguridad de aquellos versos en mí. Recitar los cánticos, mirar a mis padres y sonreír. 

La puerta se abre. Esta vez es la exterior, la que da a la calle. Es él. No hay vuelta atrás. Quiero gritar. No puedo. Se acerca y…

dijous, 27 de febrer del 2014

UNA PERSONA POSITIVA...

Pasan los meses y nos va cambiando la vida. Es curioso como en un año puede ser que sólo apreciemos pequeños cambios y en pocos meses muchos. Mucho depende de las circunstancias. Si me oyera un amigo mío diría que poco depende de las circunstancias, que todo depende de uno mismo. En parte le doy la razón. Si es cierto que casi todo está en nuestras manos. Algunas cosas pueden condicionar que alguna de nuestras decisiones no se lleve a cabo de la manera que querríamos pero, ¿a quién le sale todo perfecto? Estos últimos meses, las cosas que han ido pasando y las personas con las que me he encontrado me han enseñado a llevar todo a la positividad. Se podría decir que ha sido uno de mejores aprendizajes que me ha dado la vida. La experiencia no lo es todo para saber afrontar situaciones. Lo que quizás es todo es estar preparado para hacerlo psicológicamente. Ser positivo conlleva estar sano: saber aceptar críticas, convivir con distintas cosas aunque sean diferentes a ti, decir adiós, priorizar, alejarte de lo que no te hace bien, dejarse llevar de tanto en cuando, ... son algunas cosas que nos pueden ayudar para encajar ciertos momentos, o simplemente nuestra rutina. Estar bien con nosotros mismos querrá decir que podemos llegar a estar bien con los demás. 
Hay que saber sentarse y poder pensar que es lo que mejor nos va a nosotros mismos en esos momentos intentado, claro, no repercutir negativamente en los demás. Es necesario tomar según que decisiones en calma y sobretodo saber escuchar los consejos que nos dan las personas que más nos quieren. 
Muchos pensaréis que es muy fácil hablar cuando estamos bien pero que se lleva muy mal cuando estamos pasando horas bajas. Pienso, que hasta en esos momentos, tenemos que sacar la energía mínima para salir del bache. Para saber que algo mejor llegará porqué igual que lo bueno, lo malo también se acaba. 
La vida son ciclos. Eso dice otra amiga mía. Al principio no creí en su teoría pero con el tiempo me he dado cuenta que es bien cierta. Cada uno de nosotros somos una pequeña montaña rusa que baja y sube dependiendo de su estado de ánimo. Algunos son una montaña rusa con menos curvas, otros con más... O simplemente, para algunos esa montaña rusa tiene más curvas en ciertos momentos y menos en otros. Sea lo que sea la clave está en la actitud en que nos tomemos todo. Esto que escribo no es un simple: "Sé positivo". Es un: "cuando veas todo negativo piensa en lo positivo de eso negativo, por poco que sea. Aunque hoy no tengas más fuerzas para nada, haz que mañana las tengas todas para todo. Cuando no puedas más tómate unos días y luego sal otra vez ahí a luchar. Busca soluciones, resuelve conflictos y sobre todo intenta estar bien contigo mismo porqué eso marcará todo lo demás." 

dijous, 21 de novembre del 2013

EL PRIMER MUSICAL DEL "ENTRE NOSALTRES"

Deu anys de teatre: més que improvisació

La companyia de teatre ENTRE NOSALTRES aposta pel musical l’any del seu desè aniversari 
Victòria Pastor.

És evident l’afició pel teatre a Catalunya. A Barcelona comptem amb un nombre important de sales per a representacions i entitats que fan propostes culturals vinculades a l’escena. I, entre aquestes, trobem a l’Escola de la Dona, NODAMEN, una associació d’alumnes i ex-alumnes i el seu grup de teatre ENTRE NOSALTRES.

NODAMEN compta amb diversos grups d’activitats organitzades que es realitzen principalment a l’Escola de la Dona, dins l’espai Francesca Bonnemaison, al barri de Ciutat Vella de Barcelona. Dins aquesta associació hi trobem la Coral NODAMEN, un grup de teatre anomenat ENTRE NOSALTRES, que va sorgir en els seus inicis d’un curset d’improvisació en el qual participaven els seus membres, i un grup d’expressió corporal anomenat GATZARA.


Alguns dels actors d’Entre Nosaltres representant Mareig

dimecres, 2 d’octubre del 2013

Me iré. Post 7.

Mientras aquél niño se alejaba de mí, Dani se acercaba. Llevaba sus botas negras, unos tejanos gastados y la chaqueta negra de cuero con la que lo conocí. Se había puesto más gomina de lo normal en su pelo negro como el carbón. Siempre lo hacia cuando tenía que coger la moto y se despeinaba con el casco. 
Mientras se aproximaba lo observaba fijamente, sonriendo. Era difícil que dejara de hacerlo cuando lo veía, incluso en los peores momentos sabía como sacarme una sonrisa. Lo abracé. Me miró sorprendido y me preguntó: "¿Todo bien?" a lo que le contesté lentamente y parpadeando un sí, simple, seco. 
Nos pusimos a andar dirigiéndonos al centro del pueblo. Yo, como siempre, le repetía: "Te vas a asfixiar con esa ropa" y él siempre respondía lo mismo: "que no, que llevo otra en la bolsa". Me agarró de la mano al acabar la frase mientras me miraba. Por la cabeza se me pasaron montones de pensamientos. Me sentía rara. Me había marchado y ahora él estaba aquí. Llegamos delante del colmado Andreu, en el que Sofía y los demás nos estaban esperando. Les presenté a Dani. Me fijé en que Martín lo miraba constantemente de camino a la playa. No sólo yo me dí cuenta de eso. Sofía también los miraba. A los dos.